
Grandes filósofos, entre ellos Platón, ya hablaban de la Educación como medio cuyo fin era proporcionar al cuerpo y al alma toda la perfección y belleza de que una y otra son susceptible. Así, desde este punto de vista, podríamos definir la Educación como la suma total de procesos por medio de los cuales un grupo social transmite sus capacidades y poderes reorganizando y reconstruyendo las emociones para adaptar al individuo a las tareas que desempeñará en el proceso psicológico a lo largo de su vida (desde la infancia hasta la vejez).
Cuando la educación no incluye los sentimientos, no pasa de ser una simple instrucción. La ciencia actual refuerza aun más esta convicción de tantos alumnos, padres y maestros.
En los laboratorios de sicología experimental se ha comprobado, desde hace tiempo, el efecto positivo de las emociones, incluso en aspectos de rendimiento académico, como en la consolidación de la memoria, por ejemplo.
Cuando leemos dos textos con una trama completa, recordamos aquel que tiene un alto contenido emocional. De las invasiones Inglesas narradas por nuestras maestras lo que mejor hemos retenido es el episodio del aceite hirviendo volcado sobre los atacantes desde las azoteas de las casas porteñas.
Por algo, en Francés, se dice aprender “par coeur”, de corazón, cuando se memoriza algo. Las emociones y los sentimientos son esenciales en todo aprendizaje. Lo sabíamos desde siempre, pero ahora hemos comenzado a conocer mejor sus bases Biológicas.
La Inteligencia Emocional parte de la convicción de que la escuela debería promover situaciones que posibilitaran el desarrollo de la sensibilidad y el carácter de los alumnos, sobre la base de que en el que hacer educativo se involucra tanto el ser físico como el mental, el afectivo y el social, en un todo.
En el libro “predicciones”(1997) que reúne a grandes pensadores de los últimos tiempos, en el que imaginan como será el siglo XXI, Daniel Goleman(1995. la Inteligencia Emocional) escribe:
“…Pronostico que las sociedades desarrolladas ampliaran las competencias de los colegios para que incorporen la educación emocional.
Nuestras habilidades emocionales y sociales siempre se han transmitido en forma vital: a través de los padres, familiares, vecinos y amigos…pero los niños de hoy pasan mucho más tiempo solos.
Es obvio que esta transmisión de habilidades básicas no sé esta produciendo tan bien como antes. Sin embargo, las escuelas proporcionan a la sociedad un vehículo que garantiza que cada generación aprende la arte vitales fundamentales: como controlar los impulsos y manejar la cólera, la ansiedad, la motivación la empatía y la colaboración, y también como solucionar los desacuerdos en forma positiva. Ya hay escuelas cuyo programa de estudios va mas allá de lo básico para incorporar lecciones sobre estas habilidades esenciales.
Los resultados son bastante alentadores: los niños no solo mejoran en su autocontrol y en el manejo de sus relaciones, sino que también tienen menos peleas e incidentes violentos, a la vez que aumentan su puntuación en las pruebas académicas.
Dicho en pocas palabras, mi predicción en que habrá un DIA en el que todos los niños y niñas aprendan en la escuela, junto con los tradicionales rudimentos académicos, estas artes pragmática necesarias para vivir mejor.
En los programas escolares la empatía se valorara tanto como el álgebra”.
Es obvio que la educación colectiva y simultanea, orientada exclusivamente al conocimiento, y que tradicionalmente ha venido aplicándose desde el siglo XIX ha resuelto con cierto éxito la necesidad humana de desarrollo intelectual, pero no ha encontrado muchas soluciones a los problemas personales que el desarrollo intelectual conlleva, y esta es la carencia en la que se enfoca la inteligencia emocional, que a al vez puede aportar otros principios –desde el mundo de las emociones y los sentimientos – para mejorar el aprendizaje.
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