Ahora que se acerca el 14 de febrero “ día de los enamorados” o del mítico san Valentín quiero destacar esta maravillosa pintura de Gustav Klimt, ( notable pintor Austriaco) realizada en 1907, en donde los personajes centrales de la obra son justamente dos amantes que se están besando, pero no es el típico beso carnal, acá la mujer se entrega al hombre, algo excepcional en las obras de este pintor, acostumbrado a retratar femme fatales, en este caso ella se somete al deseo masculino asistiendo a una experiencia
Amorosa idealizada. El Eros y el Thanatos se unen. La mujer es la protagonista, del hombre apenas si vemos el rostro. La pareja está ensimismada, fuera del mundanal ruido. El fondo es neutro, en el que destaca el pedestal floreado. Fuerza las anatomías para que los cuerpos formen un rectángulo de contornos limpios. Usa formas diferentes para cada sexo, a la mujer le corresponden los círculos, los roleos y las curvas, mientras que al hombre lo ortogonal. Klimt llegó a incluir teselas, cristales, esmaltes y pan de oro. Es por eso que se considera a Klimt como precursor de collage del Cubismo.
Creo que la primera vez que observe esta obra me llamo mucho la atención la forma en que el hombre sostiene a su mujer y el rostro de ella es como una especie de entrega incondicional.
La pareja se abraza ante un reducido prado repleto de florecillas, siendo difícil interpretar si están arrodillados o de pie. Ese prado finaliza de forma brusca, como si el pintor quisiera situar a los amantes al borde del precipicio. La pareja se enmarca también con una aureola dorada, vistiendo ambas figuras de ese color, adornadas sus vestimentas con rectángulos negros y grises el hombre -interpretados por Schorske como un símbolo fálico- y círculos de colores el de la mujer. El ceñido vestido nos presenta claramente las formas femeninas, dejando ver piernas, hombros y brazos, sujetándose la joven con los dedos de los pies para evitar el precipicio. Su cabeza presenta una escorzada postura, inclinada hacia atrás y vuelta de lado, mirando hacia la perspectiva del espectador a pesar de sus ojos cerrados. El hombre también presenta una escorzada postura, sujetando con sus manos la cabeza de la amada, dejando ver sólo la cabeza coronada de flores. Su ancho cuerpo y su actitud de dominio son dos elementos claves en la composición, interpretada por buena parte de los especialistas como una escena protagonizada por el propio Klimt y su buena amiga Emile Flöge.Quizá el elemento más extraño sea el precipicio, símbolo de peligro al que podía dirigirse la relación, por lo que la mujer se aferra con sus pies a la pradera. El gesto de la mujer también ha sido interpretado como rechazo ante la agresión al que la somete el hombre, intentando evitar el dominio masculino sin un resultado positivo. ¿Podríamos considerar, en este caso, una muestra del "fracaso" de la lucha femenina por la emancipación que ya se estaba dando en aquellos momentos? sin embargo, a lo largo de la carrera de Klimt se repite esta temática en varias ocasiones: El Amor, la Filosofía, el Friso Beethoven, el Friso Stoclet, interpretándose como el símbolo de la reconciliación de los sexos.
Existen miles de interpretaciones por cada espectador y esa es precisamente la riqueza que tiene el arte, que es un mundo abierto que fluctúa entre lo conocido, lo oculto y lo que estas por conocer, por ejemplo hoy por hoy para mi este cuadro no es el mismo que cuando lo vi Por vez primera el año 1998, ahora siento desde el fondo de mi espíritu que tiene casi una connotación religiosa que se trata de una oda al “cantar de Los cantares”, en donde los amantes se reencuentran y el se inclina hacia ella y ella en una especie de catarsis por que siendo el su cabeza se arrodilla para recibir un beso lleno de simbolismo entre froidiano y platónico entre lo profano y lo sagrado tal como es el amor verdadero, y aquí me quiero detener para citar textual (cantar de los cantares 8: 6)
“Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo; por que el amor es tan fuerte como la muerte, la insistencia en la devoción exclusiva es tan inexorable como el seol. Sus llamaradas son las llamaradas de un fuego, la llama de jah.
Las muchas aguas mismas no pueden extinguir el amor, ni pueden los ríos mismos arrollarlo”….
Por ello quiero dedicarle este cuadro a todos los amantes, A los que ya se encontraron y a los que están por encontrarse: Que el amor infinito que viene solo de las manos de Dios, perdure para siempre en vuestras vidas e ilumine y fortalezca los corazones de cada uno, bendito sea ese amor, piedra angular de la creación de este mundo y sin lugar a dudas un gran misterio que permite que este, siga girando…
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